Viernes, Abril 26, 2024
Columna de Opinión

El testimonio de vida como valor politico

Por: Eduardo Reyes S, Administrador Público, con estudios de magíster en Ciencias Políticas y Educación.

Sichel representa al electorado que más se ha inclinado, desde 1988, a votar en directa línea con las
demandas del sector más conservador y refractario a los cambios sociales por norma jurídica, esto
es que, venga de donde venga, él representa al “Chile winner”, que es el mismo que surge de la
Hacienda, puesto que quien logra parar la cabeza y diferenciarse de los de su tipo, es recompensado,
y esto es la recompensa del precio pagado, que pasas a servir en la casa del que lograste vencer
para ganar su favor.


Sichel es un deudor y también es un acreedor, por eso es un buen candidato, porque reúne las
características que pueden traer confianza a la base social de derecha que, desconociendo su origen
de bando, hoy piden cambios reales de sus condiciones de vida, ahora y no mañana. Decir esto
implica pensar que Sichel es efectivamente el “niño de hippies” que fue, y eso no creo que sea tan
fácil de defender, como función movilizante del voto; digo también que, por otra parte, Gabriel Boric
tiene una biografía interesante, lo que aporta gran carga simbólica a la próxima contienda, pues sin
quererlo ni pedirlo, nos enfrentamos a candidatos biográficos, no surgidos de la lenta, tortuosa y
larga línea del temple político, criado al abrigo de tutores y padrinos, que te llevan por los caminos,
hasta que llegas al poder como una bella durmiente, aunque en este caso el pueblo (el príncipe) te
despierta de golpe y te zamarrea, hasta que como esclavo saliendo de la caverna, la luz te ciega y
comienza tu nuevo despertar. No, esto no es así en el caso de los gozantes triunfadores de ayer,
pues están ahora insuflados, gloriosos, el aire no los toca y flotan en la nada de la dicha, el agrado,
el dulzor adictivo de la victoria, pero les saldrán “monstruos” a ambos lados del espectro, eso es así,
los ultrones de cada reino jamás se han quedado quietos, son un mal necesario de la política, son
las fuerzas que producen el movimiento centrípeto que permite que los moderados gobiernen las
elecciones en las democracias de larga carrera.


Los cambios ya llegaron, y vienen de la mano de la Convención Constituyente, por lo que los
programas políticos, deberán ceñirse a la pretensión de cada espacio de acción en que se toman
decisiones, por lo que eso es un detalle sabroso, que por cierto no conozco y espero conocer.


Creo que la pretensión general de las bases del derecho político chileno, se ha fundado en elegir a
un verdadero protector, pues se ha buscado que por unos años (como sucedió en Roma con
Augusto) de una forma menos que sutil y gradual,sino de manera llana y abierta, los chilenos fuimos
gobernados por una clase, como ya he dicho basada en la Hacienda, que permitió a este o esta
“bendecida” acumular los cargos y títulos de mayor importancia en nuestra república, haciendo que
los poderes asociados a dichos cargos fueran permanentes y traspasables por el voto, con el fin de
que nadie, con idénticas aspiraciones, pudiera acumular o conservar poderes por sí mismo. Por
cierto, éste no es un invento chileno, ni tampoco es nuevo, más bien es el producto que La
Modernidad trajo y dejó en esta colonia de España, antes de que a Napoleón se le ocurriera poner
a su hermano como Rey de España, que para eso dios escribe en líneas chuecas, dar la justificación
perfecta para deshacernos de la Colonia y convertirnos como naciones ya en forma, lo cual existía
en los hechos perfilado desde las leyes borbónicas, en buena hora, porque la ley estaba echada.


Entonces surge Yasna Provoste, y debe hacerlo, pues hoy comenzó la carrera, su orden superior será
pasar primera a la segunda vuelta, y para eso debe salir a eliminar al candidato de la derecha,
Sebastián Sichel.

Decirlo de otra forma sería un error, eso es y será por un buen rato su trabajo, el frente izquierdo,
por su parte, está muy bien defendido por toda la cola de ex concertacionistas que deberán sufrir

el “llanto de Penélope” que derramará la candidata Paula Narváez en su lucha por ser reconocida
como que ella fue “la primera que lo dijo” y que, por cierto, la llevará a competir en primera vuelta,
o bajarse para favorecer a Boric (cómo saberlo). Yasna Provoste tiene biografía, y más que sobrada
biografía, de la política y de la otra. Ella no tiene que inventar, ella es por sí misma, ella se sostiene,
ella sabe de lo que está hablando y lo ha demostrado. Ella ha expuesto el respeto que se debe al
Parlamento de la República, donde hoy sesiona la Convención Constituyente, y que el ejecutivo, ese
que concentra todos los poderes, se ha mostrado como inútil.
Eduardo Reyes Saldías

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