Domingo, Abril 28, 2024
Columna de Opinión

Carlos Frez Rojo

Por: Juan Manuel Sepúlveda Malbrán, sindicalista y compañero de relegación.

Hace un año Carlos me obsequió su libro recién publicado “Caminando no Hace Frío”, donde relata sus vivencias, “con todas mis dificultades, preocupaciones, esperanzas y proyecciones del movimiento social”. Nos compartió su experiencia, visión y nos invitó a “llenar los vacíos que otros han negado a través del tiempo”.

Carlos fue un dirigente sindical, que ejerció distintos cargos en las organizaciones sindicales nacionales e internacionales. Integró el Comité Ejecutivo de la Central Latinoamericana de Trabajadores, CLAT; fue delegado de la Confederación Mundial de Trabajadores, CMT, ante la Conferencia de la OIT, presidente del Frente Unitario de Trabajadores de Chile, FUT, de la Federación Nacional de Trabajadores Portuarios de Chile y de la Confederación Nacional de Taxis Colectivos de Chile, CONATACOCH.

Pero, sobre todo, fue un decidido y valiente opositor a la dictadura cívico-militar.

En 1977 las organizaciones sindicales incrementaron su acción reivindicativa y de resistencia en sus centros laborales. Los sindicatos del cobre de El Teniente, la Federación de la Construcción, la Federación Metalúrgica y la Federación Portuaria, fueron violentamente reprimidos y sus dirigentes relegados al altiplano chileno. La dictadura los acusó de “actuar políticamente y de ser antipatriotas… por haber realizado actos de indisciplina laboral absolutamente reñidos con la seguridad nacional…”. Pinochet lo anunció en un acto con sindicalistas reunidos en el “Diego Portales”, por cadena nacional de radio y televisión.

Carlos fue enviado a Guallatire, a mas de 4.500 metros de altura, el mismo lugar que meses después fue enviado Andrés Aylwin, destacado defensor de los derechos humanos.

Fue un militante de la Democracia Cristiana, aquella que conoció en los momentos más duros, “la DC de la solidaridad, la DC de la Revolución en Libertad, la DC idealista, la DC comprometida en una estrategia humanista y cristiana. Este es el verdadero domicilio conocido de la DC, de la Reforma Agraria, la DC que organizaba al pueblo sin temores ni complejos, la DC que defendía la propiedad pública y privada y daba garantías, respeto y seguridad. La DC no tiene otro domicilio que no sea éste”, escribía en su libro.

Carlos representó la constancia y perseverancia de los dirigentes sindicales, de sus luchas por mejorar las leyes y los ordenamientos que norman la vida organizacional, la resolución del conflicto, la retribución del trabajo. Lucha, muchas veces difícil, sin logros inmediatos, poco reconocida y valorada, pero que la llevó adelante con perseverancia y constancia. Esta preocupación por la justicia social, por los derechos y libertades, por los intereses concretos de los trabajadores, por sus mejores niveles salariales y de condiciones de trabajo, constituyó su vocación, su aporte y una entrega generosa, sostenida en sí misma, no por gratificaciones o retribuciones, sino sólo por esta decisión de ponerse al servicio de los demás.

Así se nos fue hace pocos días, en silencio, modesto, humilde, como fue su enorme y valioso aporte al movimiento sindical, sin esperar retribuciones ni homenajes.

Mi más sentido pésame a su esposa Monique Zachary y a su familia.

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