Lunes, Abril 29, 2024
Columna de Opinión

Chile a la vanguardia: el único país en el mundo en crear una Constitución con paridad de género

Por: Claudia Salazar Figueroa, Vicepresidenta de la mujer PDC Viña del Mar, Delegada Territorial PDC.

Tras un año de manifestaciones, el pasado 25 de octubre, de un total de 7.550.477 votos emitidos, con 5.877.648 votos, el Apruebo ganó con creces al Rechazo. En el caso del órgano encargado de redactar la nueva Constitución, la opción Convención Constitucional también ganó por una mayoría de 5.629.202 votos, contra 1.497.031 que obtuvo la Convención Mixta.

Una de las demandas más reclamadas por el movimiento feminista y de mujeres de la sociedad civil era la “paridad en la composición del órgano redactor de la nueva Constitución”. Esto es  posible, ya que en uno de los mayores logros del movimiento feminista chileno, el Congreso aprobó en marzo una inédita ley que asegura la paridad de género en las candidaturas para la “convención constitucional”, la que estará compuesta por 155 miembros que serán 100% electos por la ciudadanía el próximo 11 de abril de 2021, y esta opción será 100% paritaria, es decir, ningún género podrá tener más de un 50% + 1 de la instancia, en otras palabras, podrá haber un máximo de 78 hombres o mujeres electos.

La relevancia del voto para las mujeres cobra sentido porque es un derecho que ganaron hace pocos años, hay que considerar que en 1934 recién se aprobó el voto femenino para las elecciones municipales, y que en 1949 se concedió el derecho a voto a las mujeres para las elecciones presidenciales y parlamentarias, quienes pudieron ejercer este derecho recién el año 1952. De allí en adelante la participación de las mujeres en los procesos electorales creció progresivamente, hasta llegar en 1970, donde alcanzaron la paridad con los votantes masculinos.

En un país con una baja participación laboral femenina (36%) y representación política (menos del 20% en el actual Congreso) existe expectativa sobre los temas que las mujeres puedan aportar en caso de participar de la redacción de una nueva Constitución.

Después de años de discusión, hace pocas semanas, se terminó con una antigua normativa que les prohibía a las mujeres, no así a los hombres, volver a casarse hasta 270 días después del divorcio con lo que se buscaba evitar dudas sobre la paternidad de los hijos.

El proceso chileno es inédito en el mundo. Una constitución paritaria no solo reconoce a las mujeres el derecho a participar en igualdad de condiciones, sino también a escribir una nueva Carta Magna con enfoque de género. Una oportunidad, destacan expertas, de sintonizar con demandas ciudadanas y ser un ejemplo global.

Por otro lado, según el Censo 2017, el 12,8% de la población se considera perteneciente a un pueblo indígena u originario. El porcentaje era equivalente a 2.185.792 personas. Los pueblos indígenas con mayor identificación fueron los Mapuche, Aymará y Diaguita, mientras que poblaciones como los Kawésqar o Yagán no alcanzaban el 0,3%. Unas 614.881 personas se identificaron mapuche en la Región Metropolitana, siendo la zona con la mayor cantidad de este tipo de población, y superaba a La Araucanía en casi 300 mil habitantes.

Desde el 2 de septiembre de 2015 duerme en el Congreso el proyecto que cambia el artículo primero de la Carta Magna para que se lea que “Chile es una nación multicultural”, agregando que el “Estado reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas que habitan su territorio y el derecho de los pueblos, comunidades y personas indígenas a conservar, desarrollar y fortalecer su acervo cultural, identidad, lenguas, instituciones, tradiciones, cosmovisión y costumbres ancestrales”. Al menos en el papel ha existido un consenso en incluir este reconocimiento constitucional. 

En la definición del número de escaños por pueblo originario, resulta necesario tener claro que ninguno puede quedar excluido del proceso constituyente, pues se deben preservar los derechos, usos y costumbres de cada uno de los pueblos de nuestro país, lo que se puede realizar siguiendo el principio de proporcionalidad entre la población indígena y no indígena.  Al menos debe haber un representante por pueblo, de este modo estaremos garantizando que la elaboración de esta norma de convivencia como es la nueva constitución rija las relaciones de todos los integrantes del territorio.

En Chile, habitan diversos pueblos indígenas lo cual nos hace una nación heterogénea, con diversidad étnica y cultural. Este proceso constituyente se ofrece como una oportunidad única para provocar un diálogo en el que participen todos los pueblos originarios de nuestro país. Así, estaremos construyendo juntos un Chile más inclusivo donde se produzca un intercambio cultural que nos enriquezca.

Sin duda, el 25-O pasará a la historia como una jornada en donde todas y todos, los chilenos y las chilenas, expresaron sus deseos por una nueva Constitución paritaria, y es que incluso quienes no pudieron votar por ser menores de edad encontraron la forma de participar.

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