Jueves, Mayo 2, 2024
Columna de Opinión

No queda mucho tiempo, no nos queda mucho tiempo

Por: Santiago Jara Franco

No se necesita seguir investigando sobre las causas ni buscando culpables del “calentamiento global”, ahora “ebullición global”, se requiere cambiar hábitos de consumo y uso de los recursos, cambiar la mentalidad consumista y el modelo extractivista y egoísta, de los que solo quieren ellos disfrutar ahora, perjudicando al resto para terminar todos afectados.

Para eso, no se precisa tanta ciencia, quizás basta, por ejemplo, bajar el interruptor de la luz, cerrar bien la llave del agua y no comprar tanta ropa, que luego tiramos para hacer espacio en nuestro clóset, para comprar más y más ropa, para tapar nuestras vergüenzas.

Sí, en efecto, estamos ante la peor crisis de la humanidad, donde nos estamos acercando a nuestra propia extinción como especie, y esta vez no se trata de un simulacro ni una falsa alarma de un grupo religioso.

Quizás otras especies más adaptables y resistentes, como los insectos, logren sobrevivir a la hecatombe planetaria, como sucedió en el pasado, y la vida continúe aquí en el planeta sin nosotros, los seres humanos, y tal vez sea lo mejor que le pueda pasar a la Tierra, pues las especies que vengan pueden que cuiden mejor lo que nosotros solo destruimos.

La Tierra está moribunda y la naturaleza no se cansa de darnos gritos de alerta.

La nuestra es la última generación que puede detener este desastre, pues después, quizas no haya un después.

Es ahora.

Estamos bailando, como humanidad, una danza de desenfreno en la cornisa de nuestra destrucción…

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